Maybe memories.

He tenido un "fin de semana" rarito, lleno de recuerdos. ¿Os acordáis de un tal señor Guacamole Flip? Pues resulta que volví a aquella casa donde ocurrió todo (todo quiere decir la supuesta agresión sexual y aquellos cuatro horrorosos días). Volví, obviamente, sin Guacamole y sin nadie más de aquella época, pero fue subir a la azotea, mirar las estrellas, acordarme de su pelo rizado, su camisa de KISS, su delicioso aliento... y ponerme mala otra vez. Para evitar llorar, empecé a pensar en todo lo que mi vida había cambiado desde entonces. Todo lo que sufrí por su culpa, por culpa de ese déspota! Qué asco. Y dentro de todo esto que me ha pasado, de todas estas experiencias carnales, está él. El único, a pesar de todo, que me ha tratado bien. Y creo, que a pesar del tiempo que pase, nunca me arrepentiré de ese filtro compartido. Rescato de mi memoria una perra, Lanna (yo siempre llamo así a mis Raichus!), el tacto de su nuca, un niño furtivo y una madre que le coje de la mano ante la perspectiva de dos degenerados (habrá pensado ella) besándose, su camisa, la del barco y mil historias que contar. Una lágrima se escapa; hace más de un mes, cuando Samuel vino conmigo por primera vez a la quedada, la última vez que lo había visto, llevaba esa misma camisa. Recuerdo doble: quién me iba a decir a mí ese día que esto iba a pasar! Maldita llamada de Lía, un abrazo en el que me doy cuenta que me lleva una cabeza. Un último pico...

Qué feliz me hace hundirme en los recuerdos.