23 abr 2012

No solo verte, me gusta oírte: el roce de tus pantalones, los pasos de tus pies que no arrastras, tu silencio...

Sentirte. El olor de tu pelo, el ruido que produce mi mano al chocarse contra él; la sensación cálida y mullida que produce el tacto de mi cara con tu chaqueta a cuadros que huele a Ariel...
Y esperar que tu falta latente se pase, toda la noche si hace falta.