5 may 2011

Porque las guerras no están prohibidas.

Tanto rollo que se echan con el tal Bin Laden, entre los americanos y la moral, me tienen harta.

Opiniones hay a porrillo: que si hubiese sido mejor arrestarlo, juzgarlo y luego matarlo, o que se pudriese en la cárcel; que estuvo bien matarlo, que no debieron matarlo porque la venganza será peor...

Pero no nos damos cuenta de que este debate viene desde tiempos ancestrales, cuando el hombre adquirió la capacidad de razonar. El gran peso con el que carga el ser humano es no poder evitar los instintos, porque aunque los idealistas ilustrados digan que si, la dura realidad es que es algo que cargamos hasta en nuestros genes. El gran don que se nos fue concedido por la evolución fue truncado, en parte para no olvidar que nosotros, al fin y al cabo, también somos animales. Y como ellos matamos, olvidándonos temporalmente de las leyes cívicas impuestas, convirtiéndonos así en aquello que tanto detestamos. No sé si merece la pena tanto debate, tanta muerte injustificada (porque cualquiera, desde un punto de vista humano, lo es) si desde un principio los jefes de Estado que nos gobiernan son tan cínicos que toleran y apoyan el incumplimiento de estas leyes que nos hacen humanos.