17 mar 2012

Es curioso, la vida al final es justa.

Tú. El solo pronunciamiento de tu palabra hace temblar mis sentidos.
Tú, que has derrumbado por completo mi razón y mi entendimiento.
Tú, el que me demostró que al final la vida es justa.

Ya ves, lo único que he aprendido de la vida es que es injusta, y llegas tú y destrozas todas mis teorías, dejándome sin conocimiento alguno otra vez; y tú dices que eres de ciencias.
Pero eh, ¿sabes qué? gracias por romperlas, gracias por aparecer, gracias por estar ahí y quedarte a mirar la función. Que eres tú el que cumple mis sueños.

Eres un Kant dando un giro copernicano a mi vida; ahora entiendo cómo se debió sentir el mundo entonces, todavía busco un fallo, algo que me indique que esto no es real, que la vida es como siempre la viví. El toque mágico que me diga que estoy en un sueño; el momento en el que todo vuelva a ser como antes. Pero hay una vocecilla que me grita en el interior, no sé si es Esperanza o Intuición, que me dice que a partir de ahora las cosas van a cambiar.

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