7 jun 2011

había una vez un hombre que me sonreía con su cara de Tristeza, y también había una estrella que se negaba a tener seis brazos. Y de los malos momento derramados sobre la mesa salió un acantilado, y ahí estaba yo, 
demostrándome que aunque el mar rompa y erosione, allí seguiré yo; que no me puedo ahogar.

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