No solo verte, me gusta oírte: el roce de tus pantalones, los pasos de tus pies que no arrastras, tu silencio...
Sentirte. El olor de tu pelo, el ruido que produce mi mano al chocarse contra él; la sensación cálida y mullida que produce el tacto de mi cara con tu chaqueta a cuadros que huele a Ariel...
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